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martes, 13 de abril de 2021

¿Y el tiempo libre de l@s hij@s?...y con sentido...

 El tiempo libre y los niños


El tiempo libre de los niños es aquel que queda después de sus obligaciones escolares y familiares. Es un tiempo que es llenado por ellos mismos con actividades libres y espontáneas que no son otra cosa que juegos; la actividad más natural del niño. Desgraciadamente los niños de la ciudad disfrutan de escaso tiempo libre y normalmente, este tiempo se suele malgastar delante del televisor. Es a través del juego donde el niño toma contacto con el mundo exterior y sobre todo, adquiere experiencia necesaria para enfrentarse a los demás y a las cosas. Es bastante usual que los padres tendamos a organizar el tiempo libre de nuestros hijos, sin tener en cuenta sus preferencias. Se trata, entonces, de saber ofrecer a cada uno con discreción, sin presiones, sin imposiciones, el modo y los medios para ocupar inteligentemente el propio tiempo libre, no sustituyéndolos en su elección, sino ayudando y favoreciendo sus inclinaciones y gustos.

Los padres de familia debemos ser conscientes que en la adecuada utilización del tiempo libre de los niños, juega un papel importante la familia, ya que el nuevo ritmo de la vida moderna hace que las tres funciones del ocio se hayan integrado totalmente a la vida familiar. Por eso debemos procurar que el hogar satisfaga las necesidades de esparcimiento de los niños brindándoles espacios donde puedan jugar, pintar o moverse con libertad; compartir en familia juegos, programas de televisión, fiestas familiares. Estas actividades incrementan el conocimiento de los niños, de sus preferencias y fortalecen además su sentido crítico y su criterio de elección.

Tiempo libre con sentido. Toda persona debe tomar conciencia de su tiempo libre. No nos debe ser indiferente hacer una cosa u otra, podemos pasar el tiempo libre con sentido o sin él. Un comportamiento de tiempo libre tiene sentido cuando constituye o logra valores en sí mismos. Por lo tanto interesa tomar conciencia que lo importante del deporte no son los récords; que un viaje no es mejor por una mayor distancia; ni una colección es más importante por el número de objetos caros que incluya; ni un espectáculo es mejor por el número de espectadores.

Cuando vivamos la importancia de la alegría, del gozo interior, del placer de la contemplación, del gusto de lo sencillo y de tantas cosas similares, muchas veces tan lejanas a su valor monetario, comprenderemos y viviremos el tiempo libre con sentido. Este, precisamente, debe ser uno de los objetivos prioritarios en la formación de nuestros hijos: arrancar de los niños la posible mentalidad económica y materialista, propia del mundo moderno y devolverlos a una actitud más espiritual, en la cual sean capaces de gozar de los juegos y de las aficiones auténticas lejos de la competitividad y de las consideraciones económicas en que nos debemos mover diariamente.

El tiempo libre puede y debe actuar corno compensación y equilibrio frente a las insuficiencias, fracasos y debilidades a que estarnos sometidos en la vida ordinaria. Y esta función compensadora ha de buscarse de un modo positivo, haciendo que el sujeto se sienta feliz practicando aquello que realmente le gusta. La educación para el tiempo libre creará situaciones donde sea posible tanto la acción como la contemplación. Situaciones que posibiliten la autodeterminación y el autodesarrollo, para que las cosas tengan sentido y el educando ejercite un mundo de valores y de libertad.

Fuente: http://www.lafamilia.info/


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